jueves, 5 de julio de 2012

Mea culpa


Rectificar es de sabios asegura el refrán. De acuerdo, pero no todos los sabios rectifican siempre y, sobre todo, no todos los que rectifican son sabios. Este último es nuestro caso.
Ramos en su mejor versión.
El europeo de Sergio Ramos ha sido tan extraordinario ―de platino― que no podemos pasar por alto que aquí le hemos considerado plata pero no oro. Independientemente que nuestra opinión no fuese caprichosa ni despectiva, el nivel de Ramos ha sido tan sorprendentemente alto que no cabe otra actitud que felicitarle, felicitarnos ―por tenerlo en nuestro equipo y en nuestra selección― y esperar que su rendimiento no decaiga en el futuro.
Pero como nuestra función fundamental es, huyendo del triunfalismo y del alago, mediante el más desapasionado análisis, contribuir a formar una opinión crítica y objetiva dentro del madridismo que redunde en beneficio del Real Madrid, debemos buscar las posibles razones de la sorpresa.
A ese nivel solo se llega si se es muy buen futbolista, y Sergio lo es. Hay, también, que estar en un gran momento físico, y Ramos lo estuvo. Y, claro, los compañeros de defensa tienen que ayudar, y ¡cómo ayudaron!, especialmente dos, Alonso y Busquets.
Y es que Xabi, lento pero con clase y gran visión del juego de ataque tiene además una apreciable capacidad para el corte. Sergio, el del Barcelona, aporta velocidad en defensa, una notabilísima inteligencia táctica y gran poder por alto. Además, aprovechando su vocación teatral, es mucho más duro y contundente de lo que parece ―y a veces lo parece mucho― por lo que entrega a sus compañeros de atrás a los atacantes que rebasan su línea bien, bien maduros.
Pues nada, felicitaciones a los campeones y, porque se lo merece y porque el fútbol español y el madridismo deben ser resarcidos por las injusticias cometidas con Raúl, ¡Casillas, Balón de Oro!


martes, 5 de junio de 2012

Sobre madridismo impaciente


Una vez concluida la Liga, y por efecto de las palabras de Mourinho, la mitad del público español —la madridista, la buena— se empeñó  en descifrar el porvenir y sentenció que el Balón de Oro debía quedar grabado con el nombre de Cristiano Ronaldo. La otra mitad, la que en otro tiempo convirtió la Copa en «chupito» e hizo del pichichi una aspiración demasiado mundana, replicó instantáneamente que no debían escamoteársele a Messi títulos pasados, supercopas y mundialitos por los que el asteroide argentino ya había sido galardonado. Si el espectáculo de nuestra impaciencia parecía un tanto paleto, el de la yihad culé se hacía doblemente antiestético por superarnos en sinrazón y emplear argumentos que ellos mismos ya se habían encargado  de desacreditar.
En estas cosas solo ha podido recrearse la prensa deportiva española durante un corto espacio de tiempo. Y no solo porque la propia endeblez de la noticia —si es que se puede llamar noticia— la abocara a la caducidad; sino también porque aceptarla suponía olvidar el porqué de este tipo de distinciones. Advierto al lector que me encantaría que Cristiano obtuviera el Balón de Oro pero, ¿es suficiente para alcanzarlo participar, eso sí de manera destacadísima, en la consecución de un título doméstico? ¿Son las semifinales de Champions logro suficiente para reclamar honores internacionales? Si la respuesta fuera afirmativa, ¿por qué nos dedicamos a escrutar la final de la Copa de Europa en busca de un digno sustituto a Messi?
Todos hemos pecado de precipitación al dejarnos llevar por nuestros deseos y olvidar que quedan aún competiciones que permitirán dirimir quién merece los laureles en este 2012. Imaginemos una actuación brillante de nuestro CR7 en la Eurocopa, que la supercopa cae del lado del Madrid con hat-trick del portugués incluido —a poder ser en el Camp Nou—, que tras siete partidos de Liga Cristiano atesora  más de una docena de dianas… Ahora imaginemos todo lo contrario: no hay triunfos ni goles. ¿Es pronto o no para que se decida quién ha sido el mejor del año?


martes, 29 de mayo de 2012

Sobre canteras y mentiras


La pasada noche leí un post en el foro de www.corazonblanco.com en el que se proporcionaba al lector una lista ampliable de jugadores salidos de la cantera madridista y de cuyo juego disfrutaban aficiones tan distantes como la del Benfica o el Olympiacos. La hipótesis que precede a este sencillo experimento es evidente: el Real Madrid dispone de una fábrica de jugadores, por lo menos, a la altura de las mejores del mundo. Esto no debería sorprender a nadie, pero parece que solo ahora que el Castilla ha retornado a la segunda división del futbol español pudiera sostenerse.
¿Cómo se explica que categorías inferiores como las del Barcelona, el Athletic, el Sevilla o, incluso, los descendidos Villarreal y Sporting parezcan tener más renombre que la gran factoría merengue? Creo que se trata del resultado de un doble proceso de perversión: por un lado, la que se opera desde la descarnada crítica de la prensa —de la orientada al consumo madridista también— hacia el florentinismo, al que desde hace más de una década se caricaturiza como una suerte de imperialismo futbolístico; por el otro, a un cierto complejo atisbado en un amplio sector del madridismo —el menos mourinhista, obviamente— aquejado de ese gran mal que podríamos denominar valdanitis —mutación de la cepa original, la menottitis, con síntomas parecidos a la enfermedad de Lillo—, que en fases agudas puede manifestarse en forma de aplausos a Ronaldinho en el Bernabeu. ¿Quiere decir esto que somos tan culpables los de dentro como los de fuera? Pues quizá, por algunas razones bien distintas a las expuestas, sí:
La grandeza del Real Madrid que es directamente proporcional a la dificultad que encuentran grandes deportistas para triunfar en sus filas. Y no nos equivoquemos: este principio es válido tanto para merengues de cuna como para blancos de profesión. Rara vez ofrece nuestro club segundas oportunidades —Benzema y Kaka han sido dos excepciones recientes con desigual resultado— y en muchos casos son casi obligadas dado el gran desembolso económico que ha supuesto un fichaje. Samuel, Robben o Sneijder son buenos ejemplos de lo complicado que es encontrar hueco en este equipo incluso para los mejores. Imaginemos el esfuerzo que debe realizar un canterano al que se rifan equipos de nivel intermedio en toda Europa, y del cual el club puede obtener una gran rentabilidad de forma inmediata.
2º Las distorsiones de la prensa. A comienzos de la era Guardiola, cuando el periodismo glorificó a Pep por su magna obra, se puso el acento en el papel que los canteranos habían tenido en el triunfo. Parecía que jugadores con un peso excepcional en el equipo como Eto’o, Alves, Abidal o Toure hubieran salido de la Masía. Pero todavía más falaz era el que los medios de comunicación reinventaran al unísono la historia reciente del barcelonismo, agolpándose en torno a un lugar común de cuño reciente: la cantera es la base del equipo en la tradición blaugrana. Lo más sorprendente del caso es que se olvidaba de manera voluntaria la naturaleza del exitoso primer proyecto Laporta, cuajado de jugadores extranjeros contrastados; o que el Barça de Van Gaal estuviera plagado de holandeses; o que el éxito del injustamente aclamado Dream Team se sustentase en jugadores tan canteranos como Koeman, Laudrup, Bakero, Stoichkov y Zubizarreta; o que a principios de los ochenta fuera el Barcelona el equipo que se hiciera con los dos grandes jóvenes valores del futbol internacional, Maradona y Schuster… Vamos, que estamos ante un ejemplo acabadísimo de la famosa sentencia de que una mentira repetida hasta la saciedad termina por convertirse en verdad.
Cerramos esta disertación con una pregunta dirigida a aquellos que ven —o mejor, que hacen ver a los demás que ven— en el protagonismo de la cantera la solución para los males de un equipo. Nos gusta que los jóvenes ganen protagonismo en la primera plantilla pero, ¿qué pensaría el madridista si en un equipo compuesto exclusivamente por canteranos, tras una «grandísima» temporada, tuviéramos que conformarnos con el décimo puesto en Liga, un subcampeonato de la Europa League frente al Atlético y una humillante derrota ante el Barcelona en la Copa del Rey?


lunes, 28 de mayo de 2012

Oro parece... (II)


No, la solución al dilema no es Kaká. El brasileño, ni sombra de lo que fue en el Milán, ha estado entre los mejores jugadores del mundo durante un lustro por lo menos. Tampoco es Marcelo. Desastroso defensor, Marcelo tiene tanta técnica, velocidad y clase como poca cabeza y la crítica, alternativamente, le ha atacado con dureza o le ha alabado con desmesura.
Sí, es Sergio Ramos. El sevillano no es un jugador rápido, no es un gran lateral defensivo ni un carrilero que las ponga como Michel…Tampoco como central está entre los más grandes: no es un dechado de colocación, en el juego defensivo por alto muestra demasiadas lagunas, tiene tendencia a las entradas a destiempo y cuando pretende jugar el balón desde atrás, especialmente en las situaciones de riesgo, es poco fiable.
Quizá este análisis no sea compartido por una mayoría del madridismo. Lo siento, pero es una opinión muy bien sustentada. Ahora que todos los partidos quedan grabados hay innumerables pruebas que avalan nuestro punto de vista. Fijémonos, si queremos, en la eliminatoria contra el Bayern. En Múnich y en Madrid su actuación estuvo salpicada de fallos importantes y no nos referimos a la lamentable ―pero anecdótica― ejecución del último penalti del Madrid en esa semifinal.
El Tarzán de Camas sabe que antes
te echarán las culpas a ti que a él.
Pero, entonces ¿cómo puede ser Sergio uno de los estandartes de nuestro equipo y titular indiscutible con todos los entrenadores que han pasado por el banquillo blanco? Algunas razones parecen claras: es un buen futbolista, es polivalente, tiene físico para aguantar las exigencias de varias competiciones con el club y con la selección anualmente y tiene una cualidad sobresaliente, que le hace uno de los mejores del mundo en ese aspecto: el juego de cabeza en el área rival. Además, suponemos, es alguien relevante en el vestuario. Y, naturalmente, tiene buena, ¡muy buena!, prensa.
Ramos, a nuestro entender, parece oro pero no lo es, aunque resulta un jugador importante para el actual Real Madrid. Pero aquellas «fantásticas» ofertas de decenas de millones de euros procedentes de toda Europa con sospechoso nombre francés de por medio y aroma a azahar y brisa del Guadalquivir…Aquellas, aquellas no volverán, ¡sobre todo después de un sustancial incremento del contrato! ¿De quién habrá aprendido Higuaín a manejar los hilos de las complicadas negociaciones para mejorar sus condiciones económicas?



jueves, 24 de mayo de 2012

Consideraciones a la ampliación de contrato de Mourinho


Desde que se dio a conocer la ampliación del contrato de Jose Mourinho, no han parado de surgir las comparaciones entre el caso del portugués y el de Josep Guardiola. Son muchos quienes, con más o menos ingenio, recuerdan las portadas de diarios —principalmente Sport y Mundo Deportivo— que aseguraban que The Special One abandonaría el barco al llegar junio. Curiosamente, los mismos que celebraban la marcha de Mou anunciaron la inminente renovación del técnico de Santpedor. Divertido, ¿verdad?
Como todos supondréis, qué Mourinho prorrogue su vinculación con el Real Madrid hasta el 2016 no quiere decir que vaya a ser nuestro entrenador durante los próximos cuatro años. Podría parecer entonces irrelevante —o incluso inapropiado— que se revise el contrato de un técnico al que le restan dos años de permanencia en el club. Lo celebrado de la decisión apunta hacia el lado contrario, pues con este anuncio se lanza un mensaje muy positivo a todo el madridismo; el de que el objetivo prioritario es la Décima. Me explico.
Tras los brillantes números de esta temporada en la Liga, es más que seguro que cuando lleguen los tropiezos —que han de llegar— surja una campaña mediática para desacreditar al equipo. La línea argumental será la de otras veces: se juega mal por culpa del entrenador. Que sea o no así —que se juegue mal es posible, que solo sea culpa del míster es menos evidente— poco importa ahora. Lo fundamental es que, sí o sí, esto va a suceder. Un par de empates consecutivos al comienzo de la campaña o un mal resultado contra un rival de entidad serán suficientes para que, incluso yendo líderes del campeonato doméstico y habiendo hecho los deberes en la Champions, las alarmas se disparen y un sector del madridismo —el menos crítico— trueque su confianza en Mourinho por desprecio. Será entonces cuando portadas y tertulias se llenarán de rumores, entre los cuales el favorito siempre ha sido que Mou ha puesto sus miras en su añorado Chelsea. Reconozcamos que la mentira será mucho más creíble si al técnico sólo le queda año y medio de contrato.
En mi opinión, esta ampliación contractual trata de ser un remedio contra futuras intoxicaciones. Qué lo logre ya es otro cantar. Lo que es indiscutible es que es un movimiento inteligente que, además, permite intuir buenas maneras en el proceder del club. Parece que las cosas empiezan a hacerse bien, único modo de obtener la hegemonía continental. Si el objetivo es la Décima —y la Undécima, y la Duodécima…— hay que disponer todos los medios con los que se cuenta para lograrlo, anticiparse al resto en lo deportivo y lo extradeportivo. Tenemos un entrenador colosal, una gran plantilla —en la que hay que hacer retoques, eso sí—, una afición inmensa… Solo nos hace falta estar preparados para los embates de nuestros muchos y poderosos enemigos. Todo indica que el club ha tomado buena nota de ello.


miércoles, 23 de mayo de 2012

Oro parece...


En la última época ha habido muchos buenos jugadores en el Real Madrid que han pasado desapercibidos. La lista es larga, pero Karanka puede ser un ejemplo. También hemos tenido algún futbolista extraordinario que no ha sido suficientemente reconocido. Cómo no pensar en Makelele, uno de los mayores portentos físicos que se han visto sobre un terreno de juego. Si alguien tiene dudas al respecto le animamos a despejarlas con una prueba irrefutable, la final del mundial del 2006. Tras noventa minutos y una agotadora prórroga, solamente un jugador terminó con fuerza y sin problemas musculares: ¡Claude, claro!
También hay ejemplos contrarios: jugadores mediocres muy bien considerados por el madridismo. Unos lucharon honradamente y con generoso ahínco, otros, supieron escenificar adecuadamente el esfuerzo cuando el Bernabéu lo requería. Lograron ganarse el favor del público con limitados argumentos futbolísticos, pero no llegaron a estrellas del balón.
Pero hay casos más llamativos aún. A veces, no muchas afortunadamente, la hinchada y los medios de comunicación otorgan, inmerecidamente, los honores del triunfo absoluto a algún futbolista.
Generalmente esto sucede porque el jugador tiene notables valedores entre los periodistas deportivos más influyentes y porque sabe ―o le saben― explotar su imagen pública: está en todos los saraos, triunfa en las redes sociales, siempre "da la cara". Con tales apoyos se puede fácilmente minimizar sus carencias o agrandar sus cualidades y convertirlo en símbolo de la fuerza, de la técnica y del amor por los colores del club.
Casi siempre estas grandes figuras mediáticas son muy buenos futbolistas, pero ni se aproximan al nivel de excelencia que sus corifeos proclaman en la prensa deportiva, en las emisoras de radio o en la televisión.
Disculpadme por el jueguecillo y la intriga, ¿quién de los futbolistas del actual Madrid parece oro…pero no lo es? ¡En mi humilde opinión, naturalmente!


sábado, 19 de mayo de 2012

Sobre algunos periodistas y el caso Higuaín (IV)


Transcribimos un nuevo comentario de Julián Ávila en el espacio radiofónico Deportes Cope. Lo escuché ayer viernes día 19 a las 20:30. Vosotros podréis encontrarlo en la sección de podcasting de Cope.es:
«Yo creo que las penas con pan son menos penas. En el caso del culebrón de Higuaín estamos asistiendo a la misma película de siempre. Es decir, amenazan con irse: “que me voy, que me voy, que me voy… Pero si me suben la ficha me quedo”. Por lo tanto, yo creo que si le ponen los cinco millones que él quiere, tenemos Higuaín para rato en el Madrid».
Si recordáis una entrada anterior que dedicamos a Julián Ávila, el periodista de SportYou.es sentenciaba que los días de Higuaín en el Real Madrid estaban contados. La razón era que la actual junta directiva lo consideraba transferible. Tras un par de semanas en la que la mayor parte del madridismo —el club incluido— se ha esforzado por agigantar la figura del argentino, parece que nuestro amigo Julián se desdice. Ahora quizá el Pipa no se vaya: todo dependerá de que se le reconozca su valía pecuniariamente.



jueves, 17 de mayo de 2012

Karim el generoso


Una forma tradicional de nombrar a los hombres en la cultura musulmana consiste en imponer a los recién nacidos, además de los nombres que indican el origen de la familia, uno de los noventa y nueve apelativos de Alá: El Clemente, El Misericordioso, El Protector, El Magnífico, El Justo…. Naturalmente no siempre los humanos hacen honor a tales cualidades pero, en ocasiones, parece que realmente la mano de Dios estuvo en la elección.
Al Karim es uno de esos noventa y nueve nombres y su significado, El Generoso, parece que cuadra perfectamente al quehacer profesional de uno de los mejores jugadores del Madrid y del mundo, Benzemá.
Es él, Karim, el generoso
El francés tiene todas las cualidades de los elegidos para la gloria futbolística: es rápido, potente, buen chutador con ambas piernas, con gran visión del juego ofensivo y con una innegable capacidad asociativa. Es uno de esos raros jugadores que hacen mejores a todos los que le acompañan en el ataque de su equipo.
Karim ha experimentado este año algunas transformaciones que han agigantado sus cualidades naturales. Ha probado el inmediato efecto sobre el público del Bernabéu ―y en el madridismo en general― del esfuerzo manifiesto, ha logrado estabilidad y ha ganado en constancia. Ahora es un jugador muy bien considerado por la afición, al que se le disculpan los inevitables errores y se le ensalzan los aciertos. ¡A ver cuánto dura la sintonía!
Cuando no era titular indiscutible nunca mostró su descontento y su frustración: trabajó en silencio para mejorar ―¡y debió trabajar mucho porque perdió más de seis kilos en el intento!―. Ahora está, joven aún, en lo mejor de su carrera.
Benzemá no carece de defectos: es algo frío, tal vez poco ambicioso, quizás demasiado humilde, pero hasta sus imperfecciones resultan útiles al equipo: no oscurece a los astros, no pierde los estribos en los momentos de tensión y hasta cuando falla estrepitosamente parece que el fracaso no hiciera ninguna mella en él y no contagia a los demás sus errores.
¡Así es Karim…enormemente generoso en el terreno de juego!



miércoles, 16 de mayo de 2012

El verdadero jugador de dibujos animados


Hace ya casi dos décadas Jorge Valdano definió a Romario como «un jugador de dibujos animados». Quizá porque yo era muy joven e ingenuo, quizá porque los medios —al menos los medios que me eran familiares— hacían de cualquier comentario del argentino un memorable aforismo, acepté el símil sin rechistar. Hoy, en cambio, me parece una imagen burda, mal acabada, o mejor, incompleta. ¿Sabéis de quién es la culpa? Exacto: de Cristiano Ronaldo.
Romario Da Souza Faria deslumbró en la primera mitad de los noventa con acciones de gran belleza y, sobre todo, por su facilidad goleadora. Para designarlo, Valdano más preocupado por cómo suenan sus palabras que por lo qué significan no se conformó con emplear expresiones ya vulgarizadas y manufacturó un nuevo concepto. La prensa se hizo eco del elogio y durante algún tiempo gozó de cierto éxito, sin que reparásemos en su vacuidad.
Estaba claro que Valdano no era seguidor de Oliver y Benji —para los de fuera de España, Supercampeones—: pocas veces se vio un chut desde dentro del área, menos aún un desmarque eléctrico, jamás un gol de vaselina… Lo más parecido a un Romario en Campeones era Roberto Sedinho, brasileño y bebedor.
Lo que sí pudimos ver fueron jugadores verticalísimos que aprovechaban su extraordinaria velocidad para desbordar a los rivales, verdaderos portentos físicos que se suspendían en el aire para conseguir imponentes remates y, sobre todas las demás cosas, disparos potentes con efectos inconcebibles. Os suena, ¿verdad? Si a todo esto le sumamos que uno de los protagonistas —el favorito de las chicas— era moreno de piel, un poco chulito y debía hacer siempre el doble para que se le reconociesen los méritos que a otro se le adjudicaban sin esfuerzo; entonces parece claro que el verdadero jugador de dibujos animados es portugués y juega en el Real Madrid.


lunes, 14 de mayo de 2012

Sobre algunos periodistas y el caso Higuaín (III)


El caso Higuaín, al que ya hemos dedicado alguna entrada, sigue monopolizando programas basurientos como Punto Pelota. Anoche, los de Pedrerol se olvidaron de la magnífica celebración, convirtiéndose en exégetas de las palabras del Pipa. Con el Loco Gatti a la cabeza, disfrazados de talmudistas, trataron de desentrañar el sonoro «la concha de la lora» con la que el delantero cerró su discurso. De traca.
¿Por qué se afana este tipo de prensa deportiva en ahondar en el sinsentido? Quizá porque el verano se acerca y, tras la Eurocopa, no habrá demasiadas noticias futbolísticas que llevarse a la boca. Pero además de preparar el terreno, de lo que se trata es de excitar el ánimo del madridismo: ¿No nos alarmamos cuando se nos dice que uno de nuestros ídolos puede marcharse? ¿No nos indigna escuchar que un futbolista bien pagado quiere cobrar más? Pues eso.
La aportación de Roberto Morales —sin llegar al grado de chabacanería de Pipi Estrada ni de estulticia de Julián Ávila— ha sido una de las más llamativas. El periodista de EFE nos hizo partícipes hace cuatro días de una exclusiva inverosímil: la famosa camiseta que lució Higuaín en la Cibeles no era más que una estrategia del propio jugador, en connivencia con algunos de sus compañeros, para escenificar su inminente marcha al PSG. De esta manera, según Morales, se conseguiría «manipular a los medios de comunicación (…) y meter presión a la directiva del Real Madrid». En otras palabras, el Pipa, lo suficientemente inteligente como para urdir este plan redondo, habría caído en el error de hacer partícipe del secreto a gente desleal —no solo al club, claro—, dejando así inservible tan soberbia simulación. Y nos preguntamos desde aquí ¿no habría conseguido el maquiavélico Higuaín mejores resultados absteniéndose de hacer públicas sus intenciones en el vestuario? Ahí te la dejo Roberto Morales.
Higuaín, eufórico porque nos la estaba metiendo doblada


domingo, 13 de mayo de 2012

El guardián de la puerta del infierno


Los griegos situaban en las puertas del Hades ―el reino de los muertos― a un perro de tres cabezas de nombre Cerbero. Su función consistía en impedir la entrada a los vivos y no permitir la salida de los difuntos. El mitológico can ha servido de imagen a los porteros de fútbol ―guardametas, guardavallas, arqueros, en el rico acervo de nuestro universal idioma―.
Los grandes equipos deben tener un cancerbero ―con tres cabezas― en su puerta. Una es la de la promesa, un joven con buenas condiciones, humildad y capacidad de trabajo. Otra debe ser la del consagrado que pone difícil las cosas al titular y que, además de la posibilidad de jugar en cualquier momento, tiene asegurados, si está en forma, todos los minutos en la Copa. La gran cabeza es sobre la que descansa la seguridad de la portería en la Liga y en la Champions.
El esquema es lógico y sencillo, pero el Madrid tiene un perro con una sola cabeza: de testa grande ―el melón le llaman―, magnífica, intimidatoria…pero una.
Íker está entre los mejores porteros del mundo pero…se puede lesionar, puede tener problemas que deriven en baja forma, puede, sobre todo, sentirse demasiado seguro en su olimpo ―él es el can Cerbero, no Zeus―. Además, Casillas tiene puntos débiles: extraordinario bajo los palos y excelente en el uno contra uno, es débil por alto. ¡Qué le vamos a hacer! Ningún jugador es perfecto.
Si la política del club pasa por no incomodar al portero titular se comete un grave error. Por cada puesto debe haber en la plantilla, por lo menos, dos jugadores que puedan ocuparlo con garantías.
La competencia, que convirtió a un gato en un león ―¡y no hace tanto de eso!―, ¿no habrá de mejorar el rendimiento del gran guardián de la puerta de nuestro infierno? Apliquemos la regla a todos.


sábado, 12 de mayo de 2012

Sobre algunos periodistas y el caso Higuaín (II)


Al poco tiempo de convertirse en personaje popular pudimos ver a José Manuel Estrada en una playa del Caribe tratándose las almorranas con agua marina. Desde aquel momento, Pipi tiene la rara capacidad de hacer que cualquier participación suya en televisión parezca la misma. En la última, teléfono móvil contra la oreja, nuestro amigo sentenciaba lo siguiente: «El padre de Gonzalo Higuaín, Jorge Higuaín, ha prometido al París Saint Germain que su hijo jugará la próxima temporada en París». La puesta en escena era exactamente igual a la que empleó hace un año para dar a conocer al mundo que el Kun sería jugador del Real Madrid. Pipi, ¡gran conocedor de fuentes de agua potable!

Pipi Estrada, de profesión zahorí


viernes, 11 de mayo de 2012

Una dosis de soberbia


Ayer, antes del partido, alguien me dijo que se alegraría de una victoria del Atlético. No adujo otro motivo que antimadridismo —algo que podría haberle impulsado perfectamente a animar al Bilbao—. Respondí que yo también deseaba que la final se la llevasen los atléticos y, para mi asombro, el comentario no condujo a réplica. En otras palabras: existe un sentimiento de solidaridad antimadridista que a los blancos nos trae sin cuidado ¡Y los antimadridistas lo saben! El ejemplo más acabado de esta asimetría se observa en relación a nuestros vecinos de la ribera del Manzanares.
No conozco madridista que se acordase de sus semejantes atléticos a la hora de celebrar el título de liga hace una semana. Eso sí, en cuanto se produce un triunfo rojiblanco, de manera casi inmediata el colchonero desliza su sincero homenaje a la parroquia vikinga. Y lo más curioso es que nos da exactamente igual. No sé si en la capital sucederá lo mismo —a menudo el roce no hace el cariño—, pero los madridistas de provincias vivimos las victorias del Atleti con satisfacción. No es de extrañar: un equipo que lleva con orgullo la bandera del país suele ganarse la simpatía de sus compatriotas.
Si me permitís el símil, los seguidores del Atlético son como un hermano segundón. Nótese que no hablo de hermanos menores, sino de esos otros un poco envidiosos, capaces de ver en sus congéneres a privilegiados monopolizadores del cariño paterno. Los madridistas por el contrario, aunque los miramos altivamente encaramados en esta gloriosa historia, celebramos sus éxitos. La razón es simple: el Atleti no es ni será nunca amenaza para el Madrid. Sus puntuales éxitos jamás han empañado los nuestros. Otros, en cambio, suscitan cierto temor y, cuando echamos la vista atrás, son vistos en el lejano horizonte, esforzándose por alcanzarnos; por ganarnos terreno. Hasta hace bien poco han recortado distancia y ya casi no parecen irreconocibles puntitos en la lontananza.

lunes, 7 de mayo de 2012

Sobre algunos periodistas y el caso Higuaín (I)


Transcribo a continuación un comentario realizado por Julián Ávila, de SportYou.es, al hilo de las recientes especulaciones sobre el futuro de Gonzalo Higuaín.  Lo escuché en la radio el pasado viernes día 4 a las 20:30, en el espacio Deportes Cope. Vosotros podéis encontrarlo en la sección de podcasting de Cope.es:
«Es una despedida en toda regla porque desde hace tiempo el Real Madrid se quiere desprender de un goleador que, echando una vista a sus cifras, ha marcado ya más de cien goles en las seis temporadas que lleva en el Madrid; y dudo mucho que encuentren un delantero, por lo menos por el dinero que le costó, que le de las mismas garantías. Es un saco de piedras de la anterior junta directiva y, evidentemente, esta actual junta directiva presidida por Florentino Pérez se quiere quitar todo lo que huela al anterior presidente».
Quizá hayáis advertido cierto estrabismo periodístico en el bueno de Julián: trata de mirar hacia el frente pero no lo consigue. Hasta el momento nadie había puesto sobre la mesa la posibilidad de que Higuaín fuese considerado transferible por el club, pero nuestro periodista apunta a que esa y no otra es la causa por la que el jugador quiera marchar. Pero no nos equivoquemos. No se trata de que el Pipa considere que no se le valora lo suficiente. Lo que realmente sucede es que la directiva del Madrid quiere deshacerse de cualquier jugador que recuerde a Ramón Calderón —os juro que me ha costado acordarme de su nombre—; eso sí, de manera selectiva —a Marcelo y a Pepe que no se los toque—.
Marca y As no se han hecho
eco de las informaciones de Julián Ávila
Ahora bien, reconozcámosle a Ávila una cualidad: tiene un talento fuera de lo común para hacernos ver lo que a nadie se le escapa; es un verdadero maestro a la hora de subrayar evidencias. Menos mal que contamos con profesionales de su nivel para darnos cuenta que Gonzalo Higuaín es un delantero al que, si es que se va, será difícil encontrar reemplazo. ¡Sobre todo si tratan de hacerlo en la sección de saldos!


domingo, 6 de mayo de 2012

Materia gris, masa blanca


Parecía que nos íbamos a equivocar… ¡y nos equivocamos! No debimos celebrar el triunfo de forma tan apresurada. Ahora la noticia son los 50 goles de Messi ―gran record para un extraordinario futbolista―, los apodos de los jugadores del Madrid en el vestuario y la cantidad de cerveza que puede ingerir el equipo en sus momentos de euforia. ¡Qué error! ¿De qué hablaremos ahora?, ¿de la boda de Íker y Sara? La liga trigésimo segunda es, por culpa de quienes deciden en asuntos de imagen en el Madrid, remoto pasado.
¡Más materia gris y menos masa blanca!, señores.



jueves, 3 de mayo de 2012

Sabe a poco

¡Parece mentira pero sabe a poco! Ya somos campeones de Liga y los números reflejan la enorme superioridad blanca sobre todos sus rivales en el palmarés de este apartado, pero el título sabe a poco. No es que ganar una competición así sea cosa fácil o despreciable. La Liga siempre, sin excepción, premia con los laureles del triunfo al mejor; pero sabe a poco. ¿Podemos hacer algo para dulcificar el sabor ligeramente amargo de esa suave decepción? ¡Claro! ¿Cuál es la receta? apuntemos:
-   ¡Cien puntos! Con cien puntos empezaremos a ver las cosas de otra manera y habremos exigido al máximo a los jugadores, como corresponde en este club, hasta el final de la competición. Cien puntos es una cifra redonda, perfecta, que servirá de referencia a los equipos que aspiren a la gloria en el futuro.
-   Más de ciento veinte goles, para establecer un record memorable en la liga española.
-   Pero no seamos ser parcos en pedir, también queremos tener al máximo goleador en nuestras filas y, cómo no, ser el conjunto menos goleado.
Sin esos tesoros en la ofrenda Cibeles quizás no se sintese suficientemente agasajada. ¡Ah!, no deberíamos celebrar oficialmente el título antes de concluir el campeonato. Nobleza obliga.



miércoles, 2 de mayo de 2012

Sobre los motivos

Si apostase por un resultado para el partido de esta noche lo haría sin dudarlo por una victoria del Real Madrid. Estoy seguro de que muchos de vosotros —tanto los optimistas como los reflexivos— haríais lo mismo. Hay motivos de sobra para pensar de este modo:
1.     El argumento que manejan aquellos que no disfrutan del riesgo, o lo que es lo mismo, que es mejor un último esfuerzo antes de que los miembros de la plantilla se pongan a pensar en otra cosa —algunos en su futuro profesional, otros en la Eurocopa si es que se juega, los menos en las vacaciones…—.
2. Complementando a este razonamiento surge la opinión de quienes comparan las respectivas situaciones de Athletic y Madrid, es decir, la diferente motivación con que uno y otro equipo encararán el encuentro.
3.  El tercero, al que me adscribo, parte del segundo pero negando el primero. Paso a exponerlo con brevedad.
 El hecho de que el Real Madrid obtenga el título liguero no es baladí. Treinta y dos entorchados son muchos, y más en una competición de primer nivel como la española. Pero  —y esto va para los inconformistas— si se quiere dotar de mayor prestigio a este triunfo, tan solo habrá que ponderarlo con la dimensión adquirida por el rival directo en los últimos años. Es aquí donde surge el problema para muchos madridistas que, aún heridos en su orgullo, restan mérito de forma sistemática a lo conseguido por el F. C. Barcelona de Guardiola. Y lo paradójico es que ¡es esta misma gente la que ha celebrado durante más de un año la victoria copera del 2011! —le pese a quien le pese, menor e incompleta—.
Ahora bien, hay una forma de que nuestro trigésimo segundo trofeo de Liga sea inolvidable sin que nos veamos obligados a hacer memoria de lo mejor de nuestro enemigo —para muchos, motivo de dolor—. La receta es sencilla: nueve puntos y tantos goles como sea posible. La motivación para el próximo partido es, pues, el deseo del madridismo ambicioso de obtener un triunfo con cifras de record. Confío en no errar el pronóstico.

sábado, 28 de abril de 2012

¡No podía ser!

Empezaré por pedir disculpas por el título, un tanto forzado, y por el retraso: donde dije jueves digo sábado. Si no fuésemos consecuentes con nuestra entrada anterior deberíamos  haberla titulado ¡No pudo ser!, pero nuestro espíritu crítico y nuestro madridismo nos impiden lenitivos: no podía ser porque nuestro equipo no fue ―y no es― superior al Bayern.
Huiré de críticas personales, no sería justo con el gran esfuerzo físico y mental realizado por todos los jugadores durante el larguísimo partido. Ya habrá tiempo de hacerlas, y no solo por ese encuentro sino por la temporada completa.
Pensando en el futuro de un equipo que tiene un gran potencial debemos decir, como anticipo, que el portero, magnífico guardameta, está demasiado cómodo falto de competencia futbolística dentro de la plantilla y sin crítica periodística que le estimule, la defensa y en centro del campo no han estado a la altura de las exigencia del Real Madrid y la delantera ―incluyo a los jugadores de enlace― han sido el pilar de esta buena temporada. ¡Solo buena, no magnífica como se pretenderá vendernos!




jueves, 26 de abril de 2012

Apelando al madridismo crítico

La victoria del sábado fue una droga euforizante; la eliminación del máximo rival hace dos días un opiáceo. En estado de conciencia alterada, el madridismo anoche se disponía a ver triunfar a su equipo, y los primeros catorce minutos nos suministraron un potente alucinógeno. Yo mismo llegué a ver a Ramos arrojando la Orejona desde el autobús y a Raúl ejecutando capotazos belmontianos con la camiseta del Schalke. El despertar a la realidad es abrumador y decepcionante.
Algunos de los defectos de este equipo han sido apuntados ya por nosotros. En este sentido, Paco, rápido y profundo, fue certero en una entrada que os invitamos a releer. Mientras la prensa deportiva se afana por descabezarnos, eso que hemos bautizado aquí como madridismo crítico debe examinar en profundidad las deficiencias de una plantilla que, capaz de arrasar en la Liga, no llega al nivel óptimo en Europa.


miércoles, 25 de abril de 2012

Una argumentación infalible

Un buen amigo me señaló hace dos semanas la ventaja sustancial que el Madrid tenía sobre el Barça de cara al Clásico. «Nosotros jugamos la ida el martes y ellos el miércoles», dijo. Las fechas de los partidos de vuelta le parecían todavía más determinantes. Mi interés por su valoración no fue más allá de intentar cotejarla con lo que en la prensa deportiva se diría en ese mismo sentido. No me sorprendió el no encontrar adictos a su argumentación. Sí hubo quienes señalaron que Chelsea y Bayern, sin mucho que perder o ganar en sus respectivas competiciones domésticas, tenían una notable ventaja respecto a los equipos españoles, con un partido vital en juego el sábado. Pero no conseguí escuchar voces que apuntaran como factor a tener en cuenta las diferencias de jugar miércoles-sábado-martes con respecto a hacerlo martes-sábado-miércoles.
El resultado del Barça-Madrid —incluso el de anoche— ha dado la razón a mi amigo. Ahora, de cara a un pronóstico para hoy, juega con las cartas marcadas: pase lo que pase, podrá decir que ha acertado. Si el Real Madrid gana y supera la eliminatoria —desde aquí apostamos que así será— mi amigo mostrará gran interés por compararnos con el caso culé. Si no fuera así, subrayará la circunstancia de que el Bayern ha gozado de más de una semana de descanso previo a este decisivo encuentro.


martes, 24 de abril de 2012

Reflexiones en el martes postclásico

La victoria del sábado tiene un triple valor. Uno no se le escapa a nadie: de aquí a unas semanas el madridismo celebrará su trigésimo segundo título liguero. No menos importante es que, en el corto plazo, permite al equipo encarar el compromiso inmediato con entusiasmo, con la dosis de autoestima que tradicionalmente se le enajena en tierras bávaras. Ahora el resultado de la ida parece más fácilmente superable, mientras la tranquilidad que da el tener un título mayor en el bolsillo y con cifras de record es una eficaz medicina contra uno de los grandes males que aqueja a nuestros jugadores más destacados: la ansiedad. Por último, se pone fin a la imagen de rival invencible, vigente entre muchos aficionados a pesar del éxito copero de hace poco más de un año.
El triunfo del Camp Nou no fue brillante en cuanto a juego, pero reveló algunos aspectos positivos a tener en cuenta para lo que queda de temporada. El primero es una solidez defensiva que se ha echado de menos durante el año. En realidad se trató de la consecuencia lógica de un resultado que siempre estuvo de cara —¿quién es el valiente que no hubiera firmado un empate antes de comenzar?—, de modo que el equipo pudo jugar con las líneas muy juntas, consagrar los laterales a misiones exclusivamente defensivas y ceder sin reparos el balón al rival. De esta manera, y salvo en un par de jugadas —además del gol del empate, recuérdense la ocasión de Xavi en la primera parte y la de Tello a pase de Thiago, todo pareció estar controlado.
También es alentador que los jugadores sigan mostrando ese carácter fuerte y ganador que siempre hemos tenido por un rasgo del Real Madrid. Los goles fueron una acabada manifestación de la naturaleza madridista, de esa capacidad de alcanzar el éxito cuando las cosas se ponen cuesta arriba. El de Khedira fue un acto de fe; el de Cristiano un golpe de autoridad.
Y hablando del portugués, sigue demostrando un excelente estado de forma. Es seguro que ahora es mejor jugador que cuando llegó, a pesar de que otros merecidamente le hayan arrebatado los laureles. No creemos que el hecho de que se encuentre a una final de Copa de Europa de distancia de su segundo balón de oro le vaya a motivar más. Él sólo juega para ser el mejor y, aunque algunos nieguen reconocérselo, para que su equipo también lo sea.

sábado, 21 de abril de 2012

Males atisbados

En muchas cosas el fútbol se asemeja a otros deportes: parece que sobrasen las tres cuartas partes de la temporada. Las competiciones llegan a su final y solamente unos pocos, casi siempre los mismos, se disputan los títulos. Antes de que acabe todo no es malo hacer un análisis ―naturalmente provisional e incompleto― de los males que, quizás, nos aquejan.
Ningún equipo, y menos si juega varias competiciones de gran nivel, puede tener un solo portero. No, no vale aducir que en la plantilla hay tres guardametas, todos sabemos que él juega siempre. Y si es imposible fichar a otro cancerbero de renombre y categoría internacional ¿qué esperanza tendrán los jóvenes de la cantera de defender la portería del primer equipo?
El Madrid tiene un gran central ―medio chiflado pero bueno, duro y eficaz―, una promesa en esa posición y un valenciano de garantía, aunque algo marginado últimamente. El de más predicamento mediático en el centro de la defensa es uno de los futbolistas más injustificadamente ensalzados del fútbol mundial. Las bandas son para jugadores que no pueden aportar nada en ataque, que no saben defender o que no hacen bien ―para el nivel de un equipo como el nuestro― ninguna de ambas cosas.
El centro del campo, la columna vertebral de un equipo, tiene cualidades apreciables y un defecto, pero es el defecto más decisivo en el fútbol moderno: la lentitud. La falta de rapidez física da ventajas al contrario a la hora de anular la precisión en el pase o contrarrestar la resistencia de futbolistas capaces de correr durante noventa minutos. Solamente en partidos muy defensivos, por tanto con las líneas muy juntas, la ausencia de velocidad no se manifiesta con su verdadera condición de mal estructural insuperable.
La delantera es sin duda la mejor línea del equipo. Son gente rápida, con posibilidades de jugar al toque y sobre todo de forma vertical y fulgurante, es goleadora y con muchas opciones tácticas derivadas de la diversidad futbolística de sus componentes. Aunque lejos de la perfección ―falta capacidad de sacrificio y autocontrol cuando amenaza la derrota― es uno de los ataques más peligrosos y espectaculares del mundo.
El portugués es un digno entrenador del Real Madrid: orgulloso ―casi soberbio―, con un historial incomparable ―¡in-com-pa-ra-ble!―, muy profesional y el único que puede gestionar, con la autoridad que le dan sus éxito en las ligas más competitivas, un vestuario repleto de egos de jugadores tan grandes como sus sueldos.
Los últimos partidos de liga y de champions nos han dejado entrever los males del Madrid pero a pesar de ello debemos ser consecuentes con el inquebrantable espíritu de lucha del club. ¡El jueves que viene, hablamos!

Reflexión previa al Clásico

Hoy es el día. Si se hubiese llegado hasta aquí a la famosa distancia de diez puntos estaríamos pensando en Europa. Pero no: tan solo un par de goles de libre directo hicieron falta para cambiar por completo el guión de la Liga. El desenlace pasa, pues, por el Camp Nou.
Pocos periodistas anticiparon este escenario. La tendencia natural de los medios de información deportiva de ensalzar el pasado inmediato impide la reflexión. Después de todo lo dicho durante los últimos meses nada está resuelto a falta de cinco jornadas. Distintas voces anunciaron un final prematuro en varias ocasiones. Da que pensar, ¿no?
Pero lo más llamativo es el caso del entrenador. Tras el fiasco del partido de ida, la prensa tocó a rebato y cargó contra el cuerpo técnico. Se dijo que la voluntad de Mourinho era no seguir la próxima temporada y también se dijo todo lo contrario. Quizá después de los próximos encuentros no esté en manos del míster decidir sobre su futuro. Nadie y mira que son muchos apuntó esa posibilidad.
 
 

jueves, 19 de abril de 2012

Unos amigos

Va a comenzar el partido y, de repente, sin preaviso, una docena de amigos llega a casa. Está uno que va de gracioso y otro que cuando bebe de más se pone pesado; también el que trata de convencerte de no sé qué oferta de cortacéspedes, el que solo rompe su silencio para decir ingeniosidades, uno un pelín pedante al que todos tenéis manía pero al que se le alaba cualquier comentario elevado… Como buen anfitrión les cedes el salón, sacas unas cervezas del frigorífico y te metes en la cocina a preparar algo para picotear. Son unos cuantos y tardarás un rato con los años se han vuelto sibaritas; no les vale con unas latas de aceitunas y unas bolsas de patatas fritas—, de modo que salvo esporádicas y fugaces visitas a la sala de estar —eso es, solo tienes un televisor—, tu único conocimiento del devenir del encuentro lo obtendrás de los comentarios que ellos puedan hacer.
Cada día te diviertes más con tus amigos: hacen imitaciones, saben muchas anécdotas, cantan… Se diría que con los años se han vuelto gamberros, amén de un pelín machistas —lo que, por otro lado, tampoco te molesta—. Ahora son mucho más ruidosos que antes —quizá porque cuando los conociste eran solo dos o tres—, pero siguen siendo tan limpios como siempre: cuando se marchan no hay latas vacías que recoger ni olor a tabaco impregnado en el sofá. Eso sí, mientras estén ellos, el fútbol pasará a un segundo plano. Todos los goles se celebrarán sin excepción, pero el juego importará bien poco. Ya te has percatado de que sus análisis son poco atinados, cuando no falaces pero, ¿qué más da? Mientras el equipo gane no mostrarás desaprobación hacia los excesos de sus alabanzas para con unos y su crítica descarnada hacia otros —siempre los mismos—. Incluso asentirás.
El problema llega el día de la derrota. Es entonces cuando quieres hacer ver al resto de la gente tu visión de los males del equipo: ese defensa tan rápido no lo es tanto; aquel mediocampista no hace jugar al equipo tal y como dicen; por qué se empeñan en que los dos delanteros no pueden jugar juntos; qué ven en ese suplente para que se le considere la panacea… Pero tus amigos no solo no comparten tu opinión, sino que incluso te toman por un loco que defiende lo indefendible. Ahora eres Casandra. Preferirías que no viniesen a casa por un tiempo. Es seguro que no quisieras volver a ver una derrota de tu equipo con ellos cerca. Resultan más tolerables cuando vienen a ver la Super Bowl, ¿no crees?

miércoles, 18 de abril de 2012

Algunas valoraciones

Empezaré por salvar a dos jugadores: Pepe y Benzema. Me duele no ser capaz de hacer lo propio con Cristiano. Estoy seguro de que si pudiera, el resultado del partido habría sido otro. Pepe, ese jugador al que la corrección política no permite concederle el honor de mejor central del mundo, estuvo casi impecable en defensa. Benzema, ayer gato de cara a puerta, fue el único que apareció en el ataque madridista.  
Casillas deleitando al público bávaro
con un soberbio pase de pecho
Después de los indultos vienen las ejecuciones. No va a ser este el caso. Esperemos a que finalice la eliminatoria. Aunque me cueste, voy a dar un voto de confianza a ciertos jugadores. El resultado entra dentro de lo asumible, así que aguardemos hasta el miércoles que viene para realizar las pertinentes críticas individuales —que, por cierto,  ahora no van a servir de nada—. Eso sí, no me privo de hacer tres en sentido colectivo: endeblez defensiva cómo explicar si no tantos goles en los minutos finales—, falta de dominio del medio del campo —somos lentos a la hora de recuperar el balón, más aún sacándolo— y  ausencia de alternativas en ataque.
Y ahora una nota de pesimismo. El equipo no muestra la entereza física de otros tramos de la temporada. Es de suponer que todos llegan muy justitos después de tantos partidos. Ojalá sea eso, y no tengamos nada que reprochar a una mala planificación por parte del cuerpo técnico.

martes, 17 de abril de 2012

El pecado capital del madridismo


Como todo el mundo sabe siete son los pecados capitales: avaricia, envidia, gula, ira, lujuria, pereza y soberbia. Cada uno de ellos define una forma de ser. Todos son igualmente corrosivos para el alma, pero dos deberían ser foco de interés del madridismo.
El pecado que ha conformado la personalidad del Real Madrid, de su afición y de algunos de sus jugadores es la soberbia. El de otros, afortunadamente de muchos otros, equipos de fútbol es la envidia.
La soberbia es una grave enfermedad del espíritu que desde el pedestal de los triunfos y el éxito resulta, sobre todo si es uno mismo quien juzga, disculpable, pero la envidia... ¡Ay la envidia, la envidia debe de ser insufrible!
El soberbio se siente superior, se cree en posesión de todas las cualidades y merecedor de todos los honores y reconocimientos. Pero... contra la soberbia, humildad. No estamos solos, la grandeza manifiesta su verdadera dimensión únicamente en comparación con la de los antagonistas. No debiéramos vernos como estilitas exclusivos en lo alto de su columna, sino compartiendo el podio —año olímpico al fin— con los mejores... Eso sí, nosotros en lo alto del cajón.

 

lunes, 16 de abril de 2012

Nace "merengue merengue", el blog del madridismo crítico

Cuando decidimos poner en marcha merengue merengue nos exigimos constancia y reflexión. Lo primero es imprescindible para que un proyecto deje de serlo; lo segundo para que lo que se escribe no enrojezca a su autor pasados los días. El madridismo sería la tercera premisa, pero no nos hace falta esfuerzo alguno para alcanzarla: los que nos conocen —son pocos los que saben que lo hacen— son testigos de que nuestro amor por el Real Madrid es incondicional. Somos, pues, merengones que han de sobreponerse a la molicie y no dejarse llevar por su pasión para que exista este blog del madridismo crítico.
El lector habrá advertido que si desde aquí concebimos la participación en la Red como una autoimposición, el mero hecho de escribir no es la razón de ser de merengue merengue. Más allá del deseo de expresar nuestra opinión está la convicción de que es necesario que esta sea tenida en cuenta.  El que escribamos tras un pseudónimo evidencia una ausencia total de deseo de reconocimiento, pero no por ello dejamos de ser ambiciosos: queremos llegar a los madridistas y mostrar aquello que jamás podrá mostrar el periodismo deportivo.
Y es que a los medios no les interesa el glorioso pasado del Real Madrid por el simple hecho de ser pasado. Su incapacidad para aproximarse a lo pretérito no radica solo en la relación entre el método y el objeto, sino que está en la propia naturaleza del sujeto: el periodista se nutre de lo efímero y se acobarda frente a lo que perdura; si encontrara asiento en la retrospectiva pondría al descubierto sus errores, que o bien son el fruto de su miopía o bien de su mala intención.
¿Y qué hay del presente? ¿Qué hay del análisis de la situación actual —institucional y deportiva— del Real Madrid? El periodista adolece aquí de independencia, de un criterio propio. Como asalariado participa en la factura de un producto que responde a una labor previa de diseño, encaminada a acomodarse a las exigencias de la demanda, de los consumidores. Como alguien que desea mantener su puesto de trabajo, su acceso a la intimidad del club le exige una actitud servil hacia aquel que se lo proporciona.
En merengue merengue nuestras limitaciones nos harán fuertes. La distancia respecto a los jugadores nos hace valorar solo lo que vemos en el terreno de juego. No hay amigos a los que loar ni en el vestuario ni el palco. No necesitamos sazonar con polémica contenidos insípidos, ni crear noticias para cumplir con requerimientos editoriales. No existe, en definitiva, interés que se anteponga a nuestro deseo de contribuir a la prosperidad del Real Madrid. Esperamos que con la ayuda de un puñado de fieles lectores podamos conseguirlo.