sábado, 19 de mayo de 2012

Sobre algunos periodistas y el caso Higuaín (IV)


Transcribimos un nuevo comentario de Julián Ávila en el espacio radiofónico Deportes Cope. Lo escuché ayer viernes día 19 a las 20:30. Vosotros podréis encontrarlo en la sección de podcasting de Cope.es:
«Yo creo que las penas con pan son menos penas. En el caso del culebrón de Higuaín estamos asistiendo a la misma película de siempre. Es decir, amenazan con irse: “que me voy, que me voy, que me voy… Pero si me suben la ficha me quedo”. Por lo tanto, yo creo que si le ponen los cinco millones que él quiere, tenemos Higuaín para rato en el Madrid».
Si recordáis una entrada anterior que dedicamos a Julián Ávila, el periodista de SportYou.es sentenciaba que los días de Higuaín en el Real Madrid estaban contados. La razón era que la actual junta directiva lo consideraba transferible. Tras un par de semanas en la que la mayor parte del madridismo —el club incluido— se ha esforzado por agigantar la figura del argentino, parece que nuestro amigo Julián se desdice. Ahora quizá el Pipa no se vaya: todo dependerá de que se le reconozca su valía pecuniariamente.



jueves, 17 de mayo de 2012

Karim el generoso


Una forma tradicional de nombrar a los hombres en la cultura musulmana consiste en imponer a los recién nacidos, además de los nombres que indican el origen de la familia, uno de los noventa y nueve apelativos de Alá: El Clemente, El Misericordioso, El Protector, El Magnífico, El Justo…. Naturalmente no siempre los humanos hacen honor a tales cualidades pero, en ocasiones, parece que realmente la mano de Dios estuvo en la elección.
Al Karim es uno de esos noventa y nueve nombres y su significado, El Generoso, parece que cuadra perfectamente al quehacer profesional de uno de los mejores jugadores del Madrid y del mundo, Benzemá.
Es él, Karim, el generoso
El francés tiene todas las cualidades de los elegidos para la gloria futbolística: es rápido, potente, buen chutador con ambas piernas, con gran visión del juego ofensivo y con una innegable capacidad asociativa. Es uno de esos raros jugadores que hacen mejores a todos los que le acompañan en el ataque de su equipo.
Karim ha experimentado este año algunas transformaciones que han agigantado sus cualidades naturales. Ha probado el inmediato efecto sobre el público del Bernabéu ―y en el madridismo en general― del esfuerzo manifiesto, ha logrado estabilidad y ha ganado en constancia. Ahora es un jugador muy bien considerado por la afición, al que se le disculpan los inevitables errores y se le ensalzan los aciertos. ¡A ver cuánto dura la sintonía!
Cuando no era titular indiscutible nunca mostró su descontento y su frustración: trabajó en silencio para mejorar ―¡y debió trabajar mucho porque perdió más de seis kilos en el intento!―. Ahora está, joven aún, en lo mejor de su carrera.
Benzemá no carece de defectos: es algo frío, tal vez poco ambicioso, quizás demasiado humilde, pero hasta sus imperfecciones resultan útiles al equipo: no oscurece a los astros, no pierde los estribos en los momentos de tensión y hasta cuando falla estrepitosamente parece que el fracaso no hiciera ninguna mella en él y no contagia a los demás sus errores.
¡Así es Karim…enormemente generoso en el terreno de juego!



miércoles, 16 de mayo de 2012

El verdadero jugador de dibujos animados


Hace ya casi dos décadas Jorge Valdano definió a Romario como «un jugador de dibujos animados». Quizá porque yo era muy joven e ingenuo, quizá porque los medios —al menos los medios que me eran familiares— hacían de cualquier comentario del argentino un memorable aforismo, acepté el símil sin rechistar. Hoy, en cambio, me parece una imagen burda, mal acabada, o mejor, incompleta. ¿Sabéis de quién es la culpa? Exacto: de Cristiano Ronaldo.
Romario Da Souza Faria deslumbró en la primera mitad de los noventa con acciones de gran belleza y, sobre todo, por su facilidad goleadora. Para designarlo, Valdano más preocupado por cómo suenan sus palabras que por lo qué significan no se conformó con emplear expresiones ya vulgarizadas y manufacturó un nuevo concepto. La prensa se hizo eco del elogio y durante algún tiempo gozó de cierto éxito, sin que reparásemos en su vacuidad.
Estaba claro que Valdano no era seguidor de Oliver y Benji —para los de fuera de España, Supercampeones—: pocas veces se vio un chut desde dentro del área, menos aún un desmarque eléctrico, jamás un gol de vaselina… Lo más parecido a un Romario en Campeones era Roberto Sedinho, brasileño y bebedor.
Lo que sí pudimos ver fueron jugadores verticalísimos que aprovechaban su extraordinaria velocidad para desbordar a los rivales, verdaderos portentos físicos que se suspendían en el aire para conseguir imponentes remates y, sobre todas las demás cosas, disparos potentes con efectos inconcebibles. Os suena, ¿verdad? Si a todo esto le sumamos que uno de los protagonistas —el favorito de las chicas— era moreno de piel, un poco chulito y debía hacer siempre el doble para que se le reconociesen los méritos que a otro se le adjudicaban sin esfuerzo; entonces parece claro que el verdadero jugador de dibujos animados es portugués y juega en el Real Madrid.


lunes, 14 de mayo de 2012

Sobre algunos periodistas y el caso Higuaín (III)


El caso Higuaín, al que ya hemos dedicado alguna entrada, sigue monopolizando programas basurientos como Punto Pelota. Anoche, los de Pedrerol se olvidaron de la magnífica celebración, convirtiéndose en exégetas de las palabras del Pipa. Con el Loco Gatti a la cabeza, disfrazados de talmudistas, trataron de desentrañar el sonoro «la concha de la lora» con la que el delantero cerró su discurso. De traca.
¿Por qué se afana este tipo de prensa deportiva en ahondar en el sinsentido? Quizá porque el verano se acerca y, tras la Eurocopa, no habrá demasiadas noticias futbolísticas que llevarse a la boca. Pero además de preparar el terreno, de lo que se trata es de excitar el ánimo del madridismo: ¿No nos alarmamos cuando se nos dice que uno de nuestros ídolos puede marcharse? ¿No nos indigna escuchar que un futbolista bien pagado quiere cobrar más? Pues eso.
La aportación de Roberto Morales —sin llegar al grado de chabacanería de Pipi Estrada ni de estulticia de Julián Ávila— ha sido una de las más llamativas. El periodista de EFE nos hizo partícipes hace cuatro días de una exclusiva inverosímil: la famosa camiseta que lució Higuaín en la Cibeles no era más que una estrategia del propio jugador, en connivencia con algunos de sus compañeros, para escenificar su inminente marcha al PSG. De esta manera, según Morales, se conseguiría «manipular a los medios de comunicación (…) y meter presión a la directiva del Real Madrid». En otras palabras, el Pipa, lo suficientemente inteligente como para urdir este plan redondo, habría caído en el error de hacer partícipe del secreto a gente desleal —no solo al club, claro—, dejando así inservible tan soberbia simulación. Y nos preguntamos desde aquí ¿no habría conseguido el maquiavélico Higuaín mejores resultados absteniéndose de hacer públicas sus intenciones en el vestuario? Ahí te la dejo Roberto Morales.
Higuaín, eufórico porque nos la estaba metiendo doblada


domingo, 13 de mayo de 2012

El guardián de la puerta del infierno


Los griegos situaban en las puertas del Hades ―el reino de los muertos― a un perro de tres cabezas de nombre Cerbero. Su función consistía en impedir la entrada a los vivos y no permitir la salida de los difuntos. El mitológico can ha servido de imagen a los porteros de fútbol ―guardametas, guardavallas, arqueros, en el rico acervo de nuestro universal idioma―.
Los grandes equipos deben tener un cancerbero ―con tres cabezas― en su puerta. Una es la de la promesa, un joven con buenas condiciones, humildad y capacidad de trabajo. Otra debe ser la del consagrado que pone difícil las cosas al titular y que, además de la posibilidad de jugar en cualquier momento, tiene asegurados, si está en forma, todos los minutos en la Copa. La gran cabeza es sobre la que descansa la seguridad de la portería en la Liga y en la Champions.
El esquema es lógico y sencillo, pero el Madrid tiene un perro con una sola cabeza: de testa grande ―el melón le llaman―, magnífica, intimidatoria…pero una.
Íker está entre los mejores porteros del mundo pero…se puede lesionar, puede tener problemas que deriven en baja forma, puede, sobre todo, sentirse demasiado seguro en su olimpo ―él es el can Cerbero, no Zeus―. Además, Casillas tiene puntos débiles: extraordinario bajo los palos y excelente en el uno contra uno, es débil por alto. ¡Qué le vamos a hacer! Ningún jugador es perfecto.
Si la política del club pasa por no incomodar al portero titular se comete un grave error. Por cada puesto debe haber en la plantilla, por lo menos, dos jugadores que puedan ocuparlo con garantías.
La competencia, que convirtió a un gato en un león ―¡y no hace tanto de eso!―, ¿no habrá de mejorar el rendimiento del gran guardián de la puerta de nuestro infierno? Apliquemos la regla a todos.