martes, 17 de abril de 2012

El pecado capital del madridismo


Como todo el mundo sabe siete son los pecados capitales: avaricia, envidia, gula, ira, lujuria, pereza y soberbia. Cada uno de ellos define una forma de ser. Todos son igualmente corrosivos para el alma, pero dos deberían ser foco de interés del madridismo.
El pecado que ha conformado la personalidad del Real Madrid, de su afición y de algunos de sus jugadores es la soberbia. El de otros, afortunadamente de muchos otros, equipos de fútbol es la envidia.
La soberbia es una grave enfermedad del espíritu que desde el pedestal de los triunfos y el éxito resulta, sobre todo si es uno mismo quien juzga, disculpable, pero la envidia... ¡Ay la envidia, la envidia debe de ser insufrible!
El soberbio se siente superior, se cree en posesión de todas las cualidades y merecedor de todos los honores y reconocimientos. Pero... contra la soberbia, humildad. No estamos solos, la grandeza manifiesta su verdadera dimensión únicamente en comparación con la de los antagonistas. No debiéramos vernos como estilitas exclusivos en lo alto de su columna, sino compartiendo el podio —año olímpico al fin— con los mejores... Eso sí, nosotros en lo alto del cajón.

 

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