martes, 24 de abril de 2012

Reflexiones en el martes postclásico

La victoria del sábado tiene un triple valor. Uno no se le escapa a nadie: de aquí a unas semanas el madridismo celebrará su trigésimo segundo título liguero. No menos importante es que, en el corto plazo, permite al equipo encarar el compromiso inmediato con entusiasmo, con la dosis de autoestima que tradicionalmente se le enajena en tierras bávaras. Ahora el resultado de la ida parece más fácilmente superable, mientras la tranquilidad que da el tener un título mayor en el bolsillo y con cifras de record es una eficaz medicina contra uno de los grandes males que aqueja a nuestros jugadores más destacados: la ansiedad. Por último, se pone fin a la imagen de rival invencible, vigente entre muchos aficionados a pesar del éxito copero de hace poco más de un año.
El triunfo del Camp Nou no fue brillante en cuanto a juego, pero reveló algunos aspectos positivos a tener en cuenta para lo que queda de temporada. El primero es una solidez defensiva que se ha echado de menos durante el año. En realidad se trató de la consecuencia lógica de un resultado que siempre estuvo de cara —¿quién es el valiente que no hubiera firmado un empate antes de comenzar?—, de modo que el equipo pudo jugar con las líneas muy juntas, consagrar los laterales a misiones exclusivamente defensivas y ceder sin reparos el balón al rival. De esta manera, y salvo en un par de jugadas —además del gol del empate, recuérdense la ocasión de Xavi en la primera parte y la de Tello a pase de Thiago, todo pareció estar controlado.
También es alentador que los jugadores sigan mostrando ese carácter fuerte y ganador que siempre hemos tenido por un rasgo del Real Madrid. Los goles fueron una acabada manifestación de la naturaleza madridista, de esa capacidad de alcanzar el éxito cuando las cosas se ponen cuesta arriba. El de Khedira fue un acto de fe; el de Cristiano un golpe de autoridad.
Y hablando del portugués, sigue demostrando un excelente estado de forma. Es seguro que ahora es mejor jugador que cuando llegó, a pesar de que otros merecidamente le hayan arrebatado los laureles. No creemos que el hecho de que se encuentre a una final de Copa de Europa de distancia de su segundo balón de oro le vaya a motivar más. Él sólo juega para ser el mejor y, aunque algunos nieguen reconocérselo, para que su equipo también lo sea.

1 comentario:

  1. Sin duda alguna, grandes verdades. El equipo (joven y con muchisimo futuro aun) necesitaba de esta victoria para ver que no eran invencibles. El Barcelona, desde la era Guardiola nos ha superado eso.no hay que negarlo: ayudas arbitrales, fortuna...sin duda el.equipo necesitaba la victoria y dio un gra. paso para conquistar la Liga. Hala.Madrid

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