El caso Higuaín, al que ya hemos dedicado alguna entrada, sigue
monopolizando programas basurientos como Punto Pelota. Anoche, los de Pedrerol
se olvidaron de la magnífica celebración, convirtiéndose en exégetas de las
palabras del Pipa. Con el Loco Gatti a la cabeza, disfrazados de talmudistas,
trataron de desentrañar el sonoro «la concha de la lora» con la que el delantero
cerró su discurso. De traca.
¿Por qué se afana este tipo de prensa deportiva en ahondar en el
sinsentido? Quizá porque el verano se acerca y, tras la Eurocopa, no habrá
demasiadas noticias futbolísticas que llevarse a la boca. Pero además de
preparar el terreno, de lo que se trata es de excitar el ánimo del madridismo: ¿No
nos alarmamos cuando se nos dice que uno de nuestros ídolos puede marcharse? ¿No
nos indigna escuchar que un futbolista bien pagado quiere cobrar más? Pues eso.
La aportación
de Roberto Morales —sin llegar al grado de chabacanería de Pipi Estrada ni de
estulticia de Julián Ávila— ha sido una de las más llamativas. El periodista de EFE
nos hizo partícipes hace cuatro días de una exclusiva inverosímil: la famosa camiseta
que lució Higuaín en la Cibeles no era más que una estrategia del propio
jugador, en connivencia con algunos de sus compañeros, para escenificar su
inminente marcha al PSG. De esta manera, según Morales, se conseguiría «manipular
a los medios de comunicación (…) y meter presión a la directiva del Real Madrid».
En otras palabras, el Pipa, lo suficientemente inteligente como para urdir este
plan redondo, habría caído en el error de hacer partícipe del secreto a gente
desleal —no solo al club, claro—, dejando así inservible tan soberbia simulación.
Y nos preguntamos desde aquí ¿no habría conseguido el maquiavélico Higuaín mejores
resultados absteniéndose de hacer públicas sus intenciones en el vestuario? Ahí
te la dejo Roberto Morales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario