Una
forma tradicional de nombrar a los hombres en la cultura musulmana consiste en
imponer a los recién nacidos, además de los nombres que indican el origen de la
familia, uno de los noventa y nueve apelativos de Alá: El Clemente, El
Misericordioso, El Protector, El Magnífico, El Justo…. Naturalmente no siempre los
humanos hacen honor a tales cualidades pero, en ocasiones, parece que realmente
la mano de Dios estuvo en la elección.
Al
Karim es uno de esos noventa y nueve nombres y su significado, El Generoso,
parece que cuadra perfectamente al
quehacer profesional de uno de los mejores jugadores del Madrid y del mundo,
Benzemá.
Es él, Karim, el generoso |
Karim
ha experimentado este año algunas transformaciones que han agigantado sus
cualidades naturales. Ha probado el inmediato efecto sobre el público del Bernabéu
―y en el madridismo en general― del esfuerzo manifiesto, ha logrado estabilidad
y ha ganado en constancia. Ahora es un jugador muy bien considerado por la
afición, al que se le disculpan los inevitables errores y se le ensalzan los
aciertos. ¡A ver cuánto dura la sintonía!
Cuando
no era titular indiscutible nunca mostró su descontento y su frustración:
trabajó en silencio para mejorar ―¡y debió trabajar mucho porque perdió más de
seis kilos en el intento!―. Ahora está, joven aún, en lo mejor de su carrera.
Benzemá
no carece de defectos: es algo frío, tal vez poco ambicioso, quizás demasiado
humilde, pero hasta sus imperfecciones resultan útiles al equipo: no oscurece a
los astros, no pierde los estribos en los momentos de tensión y hasta cuando
falla estrepitosamente parece que el fracaso no hiciera ninguna mella en él y
no contagia a los demás sus errores.
¡Así
es Karim…enormemente generoso en el terreno de juego!
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